El día de la foto escolar es muy importante. A veces no tanto para los estudiantes como para los padres. Es difícil ver a los niños creciendo año tras año. Mientras se hacen más grandes e inteligentes, es como si el tiempo volara a la velocidad de la luz mientras parpadeas.
Este día es a menudo la única forma en la que los padres obtendrán una fotografía profesional de sus hijos, en la que están obligados a poner una sonrisa en vez de hacer muecas frente a la cámara.
¡Hey, a veces tienes que tomar cualquier oportunidad que se te de cuando eres padre!
Cuando Laurel Boone Hutsell envió a su hijo Carter a la escuela para el día de la fotografía de este año, pensó que lo tenía todo resuelto.
Afortunadamente para ella, Carter es un chico muy educado. Él no discutió con su madre sobre qué ponerse. De hecho, tuvieron una discusión bastante lógica sobre el tipo de camisa que debería usar, ya que han tenido problemas para mezclarse con el fondo en años anteriores.
Cuando llevaba la camisa gris, el fondo era gris. El año que usó una turquesa oscura… ¡lo mismo! ¿Cuáles son las probabilidades?
Justo cuando pensaban que habían descubierto la forma de resolver el problema, le salió el tiro por la culata.
En la mañana del día de la foto, Laurel le enseñó a su hijo a cepillarse el cabello hacia un lado con los dedos, y se aseguró de que su sonrisa estuviera perfecta.
“‘No entrecierres tanto los ojos. Parece más natural. Sonríe como si alguien acabara de decir algo gracioso. No como si tuvieras miedo de que alguien esté sigilosamente detrás de ti. Mucha práctica sonriente. Él es adorable. Puedo verlo sonreír todo el día “.
Todo parecía perfecto. Pero cuando Carter llegó a casa, lo primero que le dijo a su madre fue:
“‘Mamá, no debería haber usado la camisa verde para las fotos. Se confundirá con la pantalla verde que usaron”.
Luego, Laurel dijo:
“¿Usaron una pantalla verde? ¡¿Qué!? Probablemente debería haber leído alguna letra pequeña. Quizás estarán bien”.
Después de unos días, Laurel recibe un correo electrónico de la escuela. Así es como se veían sus fotos.
Bueno, hay una cosa segura…
¡Su sonrisa ciertamente era perfecta!
“Tan pronto como vi las pruebas, tuve que volver a mirar. En voz alta me dije a mí misma ‘Oh, Dios mío. Él estaba en lo correcto. Eso es exactamente lo que sucedió’. No podía dejar de reír. Cada imagen era mejor que la siguiente. ¿Las banderas? Esa escena de otoño con la valla? Realmente no podía creer que la cabeza y los brazos de mi guapo chico flotaran allí. Le mostré a mi esposo y nos reímos tanto. ¿Y adivina qué? ¡Su sonrisa y su cabello estaban PERFECTOS! ¡AH!”
Lo bueno es que todos tomaron la situación con buen sentido del humor. Tanto Laurel como su esposo pudieron reírse de la mala suerte de la pantalla verde.
Incluso más allá de algunas risas, este pequeño error proporcionará un recuerdo feliz durante años y años por venir.
“Ahora pasaron unos días y nos estamos divirtiendo mucho con esto. ¡Realmente no puedo creer que todo esté sucediendo! He recibido toneladas de mensajes de otras mamás, agradeciéndome por compartir este #momfail y por hacerlas reír. Muchas personas comentan lo guapo que es mi hijo y lo mucho que esto ha alegrado su día. Este es un recuerdo y una historia que tendremos que contar toda la vida “.
Sin embargo, seguro, la mejor foto es esta:
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